martes, marzo 06, 2007

Supermercados, individualismo


Tengo que comprar un remedio, una boludez, un anti resaca (dejemos comentarios al margen). Y me dirijo cual autómata hasta Farmacity. Entro y me paseo por las góndolas ignorando la gente a mi alrededor. Encuentro mi cajita, me agacho y luego de comparar precios con su competencia, elijo.
En el sector cajas hay dos personas haciendo cola. Pago y me vuelvo a casa.
Luego de caminar una de las cuatro cuadras que separan el local de mi casa, paso por enfrente de una típica farmacia de barrio.
Abierta y vacía.
Es cuando aparecen imágenes de almaceneros, panaderos, carniceros, farmacéuticos y otros “oficios” que de a poco van cayendo en desuso.

Es que el supermercado te permite elegir sin interrelacionarte, es un mundo lleno de gente, sin gente. Una utopía, una falsa imagen familiar, un momento autista. Algo que está cada vez más presente todos los días, algo que nos aleja cada vez más, y nos encierra en nosotros mismos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

De a poco, el mundo se va transformando, cada vez más, en un no-lugar.