viernes, febrero 16, 2007




Me pasan muchas cosas por la cabeza. Pienso un poco menos, y cuando la velocidad se apodera de mis ideas, logro, por ahora, controlarla y llevar todo a la realidad tangible.
Pasó el dolor y dejo su secuela de aprendizaje. Estoy tratando de ser más simple, de volver a mirar y disfrutar, en lugar de observar y desgranar todo. Si bien, las cosas tienen un porque, no es necesario estar todo el tiempo buscándolo.
De hecho la mejor metáfora que se me ocurre es: estoy dejando de leer el diccionario y me compré una novela. Hecho que realmente sucedió, en estos momentos de quilombo, decidí abandonar mi lectura de Saer (super interesante, complejo y retorcido) porque la verdad me rompió las pelotas. Me compré boquitas pintadas de Puig y me estoy divirtiendo de lo lindo.
La verdad es que después de tantas cosas jodidas en mi vida, incluyendo este fin de año de mierda, no tengo ganas de seguir chupando limones, cuando las frutillas están rojas y redondas de azúcar.

2 comentarios:

Nuria dijo...

Siempre creí que es mejor leer historias que me lleven a retorcidos libros que atormenten, pero luego me di cuenta que necesito tener un poco de eso, cada tanto...
Hace poco lei que el unico libro que debe tener un poeta, es un diccionario , no recuerdo quien la dijo pero me dio la sensacion que es como acotar la inspiracion del que escribe.

P.D:he regresado a su blog luego de muchos meses , por que recorde que disfrutaba mucho leyendo por aqui,saludos!

cacao humeante dijo...

Me alegro que disfrutes del blog. Y comparto totalmente la opinion de que por momentos la ingenuidad o la ignorancia pueden ser los mejores motores de la inspiración. SALUD!