En ese proceso es que aparece un lobo, grande, muy grande y agazapado dando vueltas al rededor mío y del fuego.
Es angustiante ver sus dientes cerca de mi mano, hasta que logro agarrar un cuchillo y en un breve movimiento se lo calvo en el cuello.
No me gustó mi sueño, no me gustó despertarme hecho sopa.
Creo que estoy atravesando un momento difícil.